domingo, 22 de mayo de 2016

Qué es el desarrollo sostenible?
Se llama desarrollo sostenible aquél desarrollo que es capaz de satisfacer las necesidades actuales sin comprometer los recursos y posibilidades de las futuras generaciones. Intuitivamente una actividad sostenible es aquélla que se puede mantener. Por ejemplo, cortar árboles de un bosque asegurando la repoblación es una actividad sostenible. Por contra, consumir petróleo no es sostenible con los conocimientos actuales, ya que no se conoce ningún sistema para crear petróleo a partir de la biomasa. Hoy sabemos que una buena parte de las actividades humanas no son sostenibles a medio y largo plazo tal y como hoy están planteadas.
Esta definición es la del informe de la Comisión Brundlandt. La señora Brundlandt es la primera ministra de Noruega y el año 1990 recibió el encargo de la ONU de redactar un primer informe para preparar la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro dos años más tarde.
Hay otras definiciones también interesantes como la que proponen D. PearceA. Markandya y E.B. Barbier, en la cual se establece que en una sociedad sostenible no debe haber:
  • un declive no razonable de qualquier recurso
  • un daño significativo a los sistemas naturales
  • un declive significativo de la estabilidad social
Otra definición se debe a H. Daly. Esta persona propone que una sociedad sostenible es aquélla en la que:
  • los recursos no se deben utilizar a un ritmo superior al de su ritmo de regeneración,
  • no se emiten contaminantes a un ritmo superior al que el sistema natural es capaz de absorber o neutralizar,
  • los recursos no renovables se deben utilizar a un ritmo más bajo que el que el capital humano creado pueda reemplazar al capital natural perdido. Concretando esta definición en un caso práctico, el de los combustibles fósiles, significa que se tiene que utilizar una parte de la energía liberada para crear sistemas de ahorro de energía o sistemas para hacer posible el uso de energías renovables que proporcionen la misma cantidad de energía que el combustible fósil consumido.
Son tres formas de definir el desarrollo sostenible. La primera es la más simple, seguramente la que ha tenido más éxito, mientras que en la segunda y la tercera se complican los razonamientos.
Hay que tener en cuenta que se trata de una definición estratégica de carácter conceptual y globalizadora, y se produce una notable dificultad al traducirla al día a día. Sin embargo, hay que hacer un esfuerzo para superar las dificultades de orden práctico que supone el principio ecologista del pensar globalmente y actuar localmente.

Principales retos que plantea el desarrollo sostenible
La incapacidad de la especie humana para vivir en armonía con el planeta, la gran interacción entre el hombre y el sistema natural, son los grandes problemas mediambientales de hoy. Hasta nuestros días, ninguna especie, excepto el hombre, ha conseguido modificar tan substancialmente, en tan poco tiempo, las características propias del planeta.
Así, se plantean los grandes problemas planetarios siguientes:
  • Superpoblación y desigualdades
  • El incremento del efecto invernadero
  • Destrucción de la capa de ozono
  • Humanización del paisaje
  • Preservación de la biodiversidad
  • La erosión, la desertización y la destrucción de la selva
Y a escala local:
  • El sistema productivo
  • El agua
  • Los residuos domésticos
  • Suministro energético
  • El sistema de transportes

Hacia un sistema de transportes sostenible
Nuestro sistema de transporte tiene dos grandes inconvenientes. En primer lugar que es un gran devorador de energía. En España el sector del transporte es responsable de más del 40% del consumo de energía primaria, situándose por encima del consumo industrial y del doméstico. El segundo gran inconveniente es la contaminación o el gasto social difuso que ocasiona: emisiones nocivas de gases y partículas a la atmósfera, ocupación en las ciudades de un bien escaso y caro como es el suelo público, accidentes, ruido, etc...
El transporte de pasajeros...
El transporte más eficiente es hoy en día el que menos ayudas recibe por parte de las administraciones públicas. Los sistemas eficientes son el transporte público de viajeros -ferrocarril, autocares y autobuses- y el sistema ferroviario para las mercancías. Los presupuestos de la Generalitat para 1995 continuan invirtiendo en carreteras en una relación de 4 a 1, en comparación con las inversiones en transporte público. En los presupuestos generales del estado pasa lo mismo. Sin embargo, en el sistema ferroviario español se ha demostrado que con un cierto nivel de inversiones es posible ganar viajeros. La apuesta clara por los trenes de cercanías y la introducción de servicios de alta velocidad en algunos trayectos interurbanos ha permitido que en1993, por primera vez en los últimos cincuenta años, el transporte por ferrocarril gane cuota de mercado en algunos corredores. El aumento se ha producido a costa de la carretera y del avión, dos de los sistemas de transporte más contaminantes y con efectos sociales y territoriales más indeseables. Todo ello, da una idea de las inmensas posibilidades del transporte ferroviario ( y también, naturalmente, de los autobuses y autocares) para contribuir a un sistema sostenible de transportes.
...y de mercancías
Respecto al transporte de mercancías, ha tenido que ser la creciente congestión de las autopistas europeas la que concienciase los poderes públicos de la necesidad de potenciar los sistemas ferroviarios. Hoy, por mencionar tan solo dos ejemplos, el túnel del Canal de la Mancha y la coordinación de los sistemas ferroviarios en toda Europa, abre grandes posibilidades a la potenciación del transporte de mercancías por ferrocarril en las relaciones supranacionales.
Las rondas fantásticas...
Pero es seguramente en las ciudades donde se manifiesta con toda la contundencia la insostenibilidad e insalubridad del sistema de transporte basado en la utilización intensiva del vehículo privado. No es necesario ir muy lejos para ver ejemplos de esta insostenibilidad. La construcción de las Rondas de Barcelona es un excelente "caso práctico". La construcción de esta vía de circunvalación fué presentada por los poderes públicos como la solución casi definitiva a los problemas de tráfico en el área metropolitana. Pero hoy tan solo tres años después de la inauguración de esta "maravilla olímpica", ya tenemos los primeros resultados; las rondas están colapsadas una buena parte de las horas del día y ha disminuido la velocidad media de circulación del centro de Barcelona. Actualmente, en muchas de las calles del centro de Barcelona mantener una conversación inteligible es un lujo, tan solo al alcance de los peatones nocturnos.
...y otras maravillas
Las rondas, lejos de ser una solución, son ahora un nuevo problema. Para intentar resolverlo la administración ha restringido la circulación de camiones y desviado el tráfico hacia otros itinerarios de circunvalación. Este es el resultado de la política equivocada de transporte que se pretende continuar: Cuarto Cinturón, vía interpolar, túnel de Horta, autopista por el margen izquierdo del Besòs, etc... Mientras, líneas de tren como la de Barcelona-Puigcerdà, la de Lleida-la Pobla de Segur o la de Manresa a Lleida, corren el riesgo de que cualquier día un juez las pueda clausurar por falta de seguridad.

El modelo económico
Todos los problemas planteados a escala planetaria y local tienen un denominador común y radican en el funcionamiento del actual sistema económico. El modelo hoy dominante es aquél que dice que la economía va bien cuando crece el producto interior bruto (PIB). Este modelo no tiene en cuenta cuánto cuesta a la colectividad en términos ecológicos y sociales el crecimiento de un punto del PIB. No tiene en cuenta que la capacidad de crecimiento económico es finita, ni tampoco tiene en cuenta las limitaciones del sistema natural que están llevando al planeta al infarto ecológico.
El PIB: un Producto Insostenible y Bruto...
El PIB es la vaca más sagrada de todas las vacas sagradas de la economía. El PIB mide el valor de las mercancías producidas. Cuanta más producción, más crecerá el PIB; cuanto más crezca el PIB, mejor viviremos y más riqueza habrá. Pero la estadística nos enseña que en los últimos quince años el número de empleos no ha ido en aumento y en cambio el PIB habrá crecido un 60% en términos nominales.
La perversión del sistema vigente de contabilidad puede llegar a extremos insólitos. Es el caso del gravísimo terremoto de 1994 en Kobe (Japón). Alguien con autoridad pronosticó un impacto positivo con la reconstrucción de la zona de Kobe en el producto interior bruto japonés. Al cabo de pocos días empezó a subir la bolsa de Tokio. Tenemos un sistema de medida que permite afirmar que es bueno para la economía que haya destrozos.
Sin ir tan lejos, aquí en casa, el "sistema" establece que los accidentes de tráfico tienen globalmente un impacto positivo en la economía del país, puesto que dan trabajo a aseguradoras, a mecánicos, a médicos, a funerarias, etc.
...y otras vacas sagradas
En segundo lugar del ránking de las vacas sagradas de la economía aparecen otras variables socioeconómicas. La inflación, el déficit público, la deuda pública acumulada, la productividad,... Todos estos parámetros tradicionales miden la situación de un sistema desde un único punto de vista, prescindiendo de los demás factores.
Parece razonable pensar que a los indicadores macroeconómicos tradicionales les podríamos añadir otros de carácter ecológico y social, para medir la sostenibilidad del sistema. Algunas propuestas de nuevos indicadores podrían ser, a partir de las sugerencias incluidas en los informes de "La situación en el Mundo" del Worldwatch Institute, los que se indican a continuación:
  • Utilización de fuentes energéticas renovables
  • Indicador de eficiencia energética
  • Materiales reciclables
  • Residuos industriales
  • Crecimiento poblacional
  • Superficie sostenible
  • Transporte sostenible
  • Biodiversidad
  • Desigualdad social
  • Paro
  • Precariedad laboral
  • Integración étnica

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